jueves, 1 de noviembre de 2012


ANALISIS DE  "MUJER EN EL ESPEJO"  DE PAUL DELVAUX.


El trabajo que vamos a analizar es la obra del pintor francés Pual Delvaux titulada: "Mujer en el espejo", obra que data de 1936 en su creación, y típica del estilo surrealista, movimiento al cual el pintor pertenece. Primeramente y en lo que respecta a lo formal solo vamos a mencionar a grandes rasgos en qué consiste el cuadro para pasar rápidamente a un análisis psicoanalítico más minucioso del contenido.

Formalmente encontramos en la imagen una composición de tres elementos irregulares verticales, dispuestos en perspectiva de tres planos, el más cercano es una mujer, el segundo plano un espejo que refleja a la mujer y al fondo y al centro del cuadro una grieta o agujero de una caverna. Es una composición sencilla, predomina el claroscuro y los tonos de color tierra.

Es una excelente imagen para comentar, ese agujero que se aprecia al centro de la composición, es un hueco en la realidad, pero afuera solo asoma un mundo desolado, ¿acaso el desierto de lo real? Sin duda el ser humano siempre ha buscado su reflejo desde tiempos inmemoriales en que se agachaba a la orilla de una fuente de agua, (recordemos esas notables pinturas sobre Narciso arrodillándose al borde de un riachuelo para contemplarse vanidosamente). Hasta que llegó el momento en que el humano se sorprendió de lo que vio, y quedo al descubierto lo que realmente era, no el fantasma ideal, no la ficción, no lo que le dice la sociedad y la ley simbólica, sino un cuerpo de carne y hueso sujeto a las leyes de la finitud y la decadencia que deviene en muerte. Tal vez en el pasado cuando no existían espejos era licito cargar con su burro, es decir cargar con su fantasma con su idea preconcebida de lo que eran uno como constitución personal e individual, cargar con su ideal de lo que son y no necesitaban mirarse a un espejo para autoafirmarse, pero la identidad es elusiva con la aparición de la autoconciencia que como caja china nos devuelve la pregunta una y otra vez ¿quiénes somos en realidad?

El ser humano en esa búsqueda de permanecer de conservarse como especie y preservar su sociedad ante los embates de la naturaleza, ha construido un orden simbólico claustrante, y opresivo tanto en lo institucional como en lo mental, es así que esta imagen nos recuerda claramente a "la alegoría del mito de la caverna" de Platón, de hecho los acontecimientos de esta pintura surrealista, si puede llamarse así al contemplarse en un espejo suceden dentro de una caverna, ¿pero cuanta de oscuridad aporta la caverna y cuanta de luz aporta la rendija de la grieta de la caverna? no es más sensato salir al exterior de la caverna para mirarse con mayor claridad en el espejo? ¿O el verdadero peligro enceguecedor que nubla nuestra identidad con fantasmas y ficciones esta allá afuera de la caverna, en el mundo, en el orden simbólico. Sin duda, esta imagen parece sugerir que es la luz, la del exterior, la luz del orden simbólico de la sociedad la que puede más bien enceguecer por no decir nublar, enturbiar nuestro reflejo ante el espejo, lo cual por cierto no sucede en el mito de Platón. Pero el gran "Otro", siempre esta vació o no existe como diría Lacan, es decir puede ser llenado por otro y así sucesivamente, todo jefe tiene su gran otro que lo oprime y mantiene a raya, y en la obra que analizamos tal vez ello se haga patente en la vista del exterior de la caverna por aquella pequeña grieta, que nos muestra un vació desértico, allá afuera esta el orden simbólico del Otro, pero no se ve quien es en ese desierto rocoso de esta pintura, y es que cualquiera puede llegar a llenar el orden simbólico e imponer su ley.

Y no sucede como en el mito o parábola moral, epistémica, educativa y ontológica usada por Platón, en su archiconocido mito de la caverna y analizado por milenios por todos los filósofos hasta el hartazgo, porque allí, la metáfora versa sobre la realidad y el precepto del bien que consistía en ascender por la caverna llegar a la rendija, y traspasar la abertura para ver la verdadera luz, la verdadera realidad, luz salvadora, y salvandose de las tinieblas del interior de la caverna. Era un mito que buscaba muchos fines entre ellos poner fin al narcisismo y egoísmo para optar por un mayor compromiso social, el compromiso de salvar a los demás, allí el que encuentra la identidad, la verdad de las ideas reales, no puede quedarse dentro de la caverna contemplándose en su maravilloso descubrimiento, (como lo hace la mujer del cuadro de Delvaux, si es que encontró alguna verdad dentro de la caverna de tanto contemplarse a sí misma) es mas es imposible que el descubrimiento se de allí en las tinieblas del interior de la caverna, era necesario salir ver la luz y regresar de manera sacrificada a salvar a los demás, hay un compromiso político y altruista de rescatar las mentes cautivas, liberarlas y ayudarles a caminar a tientas hasta la abertura de la grieta para que también puedan disfrutar de ese paraíso luminoso del exterior. Todo esto hace recordar a la película Matrix por supuesto, pero que el filosofó Zizek se encargó de desmantelar al cuestionar que ambas son ficciones.

Es decir hay muchos presupuestos, además de la casi obligación y responsabilidad con la que se le carga al primero que se libera y vea la verdad, obligación de volver a arriesgarse regresando al interior de la peligrosa caverna (ser un héroe a la medida de Platón, es decir un filósofo) y no abandonar a los de su especie y antes iguales a él víctimas de la ficción, y por ende víctimas de la maldad que es la ignorancia dentro de la concepción filosófica de Platón. Uno de esos presupuestos mas saltantes es que las verdades llegarían de manera clara y distinta (concepción cartesiana y muy posterior) es decir que era posible acceder a la verdad y no solo unos cuantos sino todo el género humano estaba en potencia de hacerlo, esta verdad se mostraría a aquellos que muestren la predisposición de manera clara e indudable, sin mancha ni macula alguna, porque todos poseen el mismo logos o razón por lo cual todos pueden acceder a la misma verdad indudable.

Posteriormente es claro que esta concepción ha pasado por muchas críticas, y no hace mucho con la aparición del Psicoanálisis personas como Freud introdujeron mucha oscuridad en esa presunción tan optimista, al abrir ese capítulo tan polémico de la intromisión del inconsciente. La obra de Freud despertó una serie de apasionados artistas de sus teorías psicológicas dando llegada al movimiento surrealista, que reafirma la intromisión de un fuerte contenido no consciente ni racional en la vida psíquica del ser humano, (todo no puede ser racional en el sujeto moderno).

Así la verdad objetiva una vez mas es puesta en tela de juicio, y la parábola del mito de la caverna servirá de fuente de reinterpretaciones, incorporando todos los nuevos rasgos de este sujeto humano escindido entre una parte racional que en el afán de dar garantía de seguridad, le dice como obrar, y otra parte contraria e irracional inconsciente que lo lleva por caminos distintos y riesgosos.

Es claro que en una obra como la de Paul Delvaux, ya ha asimilado toda esta discusión desde la creencia optimista en el mito de la caverna (una concepción ideal por no decir ingenua) y la alternativa más pesimista de ver que lo real es elusivo o incluso no hay nada afuera que encontrar como se ve en el cuadro que fuera de la caverna solo se ve un desierto pedregoso. Esta visión más pesimista del mito de la caverna también ha generado como este desconcertante cuadro de Paul Delvaux, una serie de interpretaciones que se ponen al otro lado del ideal utópico de Platón, es decir la obras de corte antiutópico, así la literatura y más recientemente el cine nos presenta que un mundo mejor solo puede ser una apariencia, que el ser humano fácilmente manipulable por los sistemas de control que son las leyes del orden simbólico, puede caer en la creencia de una supuesta felicidad, pero que la realidad puede estar oculta en esa cascara de mentiras, enmascarados por el poder de titiriteros que controlan cada palmo de nuestro destino, y nos dicen que hacer o incluso que pensar, al poner todas las ciencias al servicio del control absoluto de la población, como lo es la psicología de masas, creada desde un inicio al parecer según Chomsky y sus seguidores, para hacer una radiografía de los consumidores y poder manipularlos mejor sus deseos en la creación de necesidades triviales para servir al omnipresente mercado.

Los modernos sistemas de control social demuestran lo moldeables y manipulables que son las personas y que por más que miren al espejo para buscar reflejar una identidad pura sin mancha, cualquier espejo siempre estará brindándonos reflejos ya contaminados, siempre habrá una mancha que nos perturbe y angustie avisorando que toda esta ficción del mundo subyace lo real inmundo. Por ello lo que el gran hermano, el gran otro nos dice que hacer y cómo definirnos, no está libre de fisuras que no pocos puedan sospechar.

Obras como la de George Orwel, "1984", y "un mundo feliz" de Aldous Huxley ya forman parte de la industria cultural, se consume en todas sus versiones, adaptaciones y sofistificaciones, como en la película Matrix, donde está presente todos estos elementos de aquel gran mito de salvación que hace mas de dos mil años nos enseñara Platón. Como una frase de la película Matrix, donde el personaje Morfeo le responde al protagonista: "Matrix no te puede decir quién eres Neo", queda claro el mismo mensaje, ninguna caverna nos puede decir quién somos en realidad, y ni siquiera bastara con decir, como en el cuadro de Paul Delvaux que solo somos un espectro o sombra débilmente reflejada en ese espejo al interior de una caverna muy oscura.

Sin duda el que existan solo tres elementos en esta composición tan simple de este autor me lleva a preguntar sobre cuál es la verdadera intención del pintor al llevar a cabo la ejecución de esta obra, (si todo lo que hemos escrito anteriormente no es otra interpretación caprichosa por crear una nueva ficción o de ver la ficción donde necesariamente no lo hay) y si Delvaux consiguió plenamente su objetivo. Es propio de la filosofía estipular que los contenidos internos de la conciencia, es decir la intencionalidad, es intransferible de persona a persona, solo nos quedan pues pistas vagas para esta indagación, y esas pistas nos llevan a revisar algunas otras de las obras de este interesante pintor.

Si bien su obra se cataloga dentro del llamado surrealismo hay algo más que lo distingue, algo metafísico y reflexivo en su obra, revisando algunos de sus cuadros pude percibir que el autor insiste en toda una gran iconografía a lo largo de su brillante trayectoria artística, destacan las confrontaciones de dipolos, es decir los elementos simbólicos de realidades contrapuestas, entre ellos es notorio la utilización de muchos esqueletos cadavéricos en los cuadros confrontados a los cuerpos aun vivos de las personas, pero estos cadáveres aun parecen actuar, aun parecen estar en movimiento ejecutando acciones o reflejos de acciones humanas, esta contraposición entre lo vivo y lo muerto entre lo real y lo inmundo, esta ficción es lo que nos da testimonio de que el artista ha querido denunciar algo, denunciar la ficción de la vida, la ficción de la ley, la ficción del universo simbólico erigido por la sociedad que llega a su apogeo en le era moderna, sin duda toda su obra es una fuerte crítica a la sociedad moderna, desde la inclusión de elementos tecnológicos de la era industrial como trenes, autos, torres, etc., y contrapuestos con la seriedad ideal de las representaciones del mundo antiguo clásico, podemos ver el choque de dos mundos, el mundo antiguo que le debe tanto a la cultura helénica, a la cultura griega y el abandono de ideales máximos por el afán vacuo de repetir en el plano de la producción material, los mismos objetos ideales de la sociedad de consumo o mercado hasta el hartazgo. Al ver la obra de este pintor francés, el espectador no puede evitar preguntarse: ¿El avance de la sociedad moderna es acaso una ficción?.

Validando su obra: "La mujer en el espejo" que analizamos. Confirmamos que Delvaux insiste también en mucha obras de personajes desnudos mirándose en un espejo, reflexionando sobre si, pues todos los personajes están absorbidos por una penetrante mirada, una búsqueda metafísica de captar el YO, pero parecen ser los elementos exteriores los que perturban cualquier posible interpretación, mientras una se mira, a su alrededor el mundo sigue girando sobre las ruinas de la cultura griega heredadas por occidente y llevadas a un orden ideal, hay pues desolación en todos sus cuadros pese a que deambulan seres humanos pero totalmente idos o incomunicados, solo como espectros o fantasmas.

La insistencia de los espejos en muchas de sus obras, como en la obra elegida para este trabajo, como también la insistencia en la arquitectura antigua griega, la abundancia de representaciones de esqueletos andantes, nos dice acaso que la sociedad actual se erige sobre un mundo pasado muerto y caduco (otra ficción) o tal vez nos sugiere que el mundo moderno ha olvidado la lección, de que todo orden simbólico no es eterno y no está libre de perecer que los artificios de la sociedad que brindan falso confort y conformismo cínico, no son suficientes para anclar en un fundamento más profundo, lo cierto es que el pasado y el presente se intercalan o más precisamente se contagian, tal vez en el fondo es lo mismo, en el espejo siempre se encuentra lo mismo, el final de la interpretación, sus límites y su caducidad simbólica.



























Mujer en el espejo. Paul Delvaux. 1936

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